Dos mujeres aparecen violadas y asesinadas en circunstancias parecidas con tres años de diferencia en un tranquilo barrio de clase media. Clara, con su marido Angel y su hija, vive en ese barrio y está pasando un mal momento económico que afecta a su vida familiar. Clara no quiere que su marido sepa lo que ocurre y acepta un trabajo en la floristería de al lado de su casa. El propietario de la tienda, Pedro (Carlos Larrañaga), es una persona muy querida y respetada en el barrio, quien ayuda a Clara de forma desinteresada. La segunda de las mujeres muertas resulta ser la novia del mozo de la floristería y las sospechas se dirigen a él, ya que conocía a los dos víctimas, a partir de este punto la investigación se complica y Clara y su familia se verán envueltas en este misterio.